LA BÚSQUEDA DEL IMPUESTO CERO

El Foro Económico Mundial de Davos incluyó en su agenda un panel sobre evasión impositiva que contó con la participación de Joseph Stiglitz; Winnie Byanyima, directora de Oxfam International; Paschal Donohoe, ministro de Finanzas de Irlanda; Pierre Moscovici, comisionado para Asuntos Financieros de la Unión Europea.

Como sucede siempre y acorde con su estilo polémico, Stiglitz se encargó de ponerle pasión al debate al señalar los riesgos de la carrera iniciada por varios países para eliminar o reducir los impuestos con el propósito de atraer a las corporaciones multinacionales o, en términos metafóricos, la carrera hacia el impuesto cero en la cual Irlanda constituye el ejemplo más palpable de esta política. Stiglitz fue cuidadoso en señalar que la búsqueda de las multinacionales por vericuetos en las legislaciones nacionales o transnacionales para contribuir lo menos posible es legal pero no ética, porque la principal responsabilidad es pagar los impuestos.

El comisionado Moscovici defendió el liderazgo de la Unión Europea para afrontar este problema, aunque reconoció las dificultades para la implementación. En diciembre, la Comisión publicó una lista de 17 países considerados responsables de priorizar esquemas para facilitar la evasión de impuestos  y si bien tuvo una repercusión positiva, la falta de sanciones constituye una falencia para lograr cambios. Francia presionó por acciones más firmes no solo contra los paraísos fiscales, sino también contra países como Irlanda y Holanda, cuyas tasas sensiblemente inferiores al promedio europeo favorecen los objetivos de las corporaciones. En Davos, el presidente Emmanuel Macron retomó las críticas y reclamó la armonización impositiva en la Unión Europea.

Las reiteradas referencias a Irlanda obligaron al ministro Donohoe a defender el derecho nacional de legislar sobre el sistema impositivo para promover el crecimiento económico y el empleo. "Irlanda continuará manejando su política impositiva, asegurando que la legislación sea consistente con las mejores prácticas internacionales". En respuesta, Stiglitz rescató el papel del comisionado Vestager por aplicar una multa de 2.700 millones a Google y ordenar a Apple la devolución de 15 mil millones por los beneficios especiales otorgados a esa compañía reduciéndole el impuesto corporativo a 0,005 por ciento.

La guerra de los impuestos aparece ahora en la agenda de la Unión Europea, incluyéndolo en un medio antagónico como Davos porque los gobiernos europeos no alcanzan a recaudar lo suficiente para continuar financiando las demandas sociales. Pero el tema ha estado presente siempre y no solo a través de los paraísos fiscales. Los países asiáticos, en especial China, que tuvieron un crecimiento acelerado en los 80-90, ofrecieron ventajas impositivas y laborales a las corporaciones para instalarse en las zonas francas imposibles de aceptar en países con legislaciones sociales más avanzadas. La posición del ministro Donohoe responde al mismo criterio: cuando un país enfrenta una grave crisis, no tiene reparos en implementar políticas sin importarle los perjuicios causados a terceros. En esta reunión, Stiglitz informó que el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, ofreció una cena a los ejecutivos de las corporaciones más importantes para instarlos a relocalizar el domicilio fiscal a cambio de una reducción de las tasas.

Joseph Stiglitz, conocido por su elocuencia y su colorismo progresista, denunció que la carrera hacia el impuesto cero pareciera no tener límites. La decisión de Donald Trump de reducir el impuesto a las ganancias del 35% al 21% constituye una señal en el mismo sentido. Si bien el objetivo de lograr un consenso a nivel global del G20 sobre los límites para atraer inversiones aparece muy lejano, el tema de armonizar las legislaciones impositivas debería formar parte en los acuerdos regionales, donde también algunos miembros suelen recurrir a este tipo de subterfugios para mejorar la posición relativa de sus países. (Fuente: Infobae)

26 de Febrero (Valor Local)